viernes, 25 de enero de 2013

A Rosario

Esta hoja arrebatada a una corona
que la fortuna colocó en mi frente
entre el aplauso fácil e indulgente 
con que el primer ensayo se perdona. 

Esta hoja de un laurel que aún me emociona 
como en aquella noche, dulcemente, 
por más que mi razón comprende y siente 
que es un laurel que el mérito no abona. 

Tú la viste nacer, y dulce y buena 
te estremeciste como yo al encanto 
que produjo al rodar sobre la escena; 

Guárdala y de la ausencia en el quebranto, 
que te recuerde de mis besos, llena, 
al buen amigo que te quiere tanto.


Manuel Acuña


Análisis:

Manuel Acuña claramente habla de algo que siente no merecer, cuando utiliza elementos como la hoja de laurel, o la corona, podemos relacionarlo con la gloria, reconocimiento o incluso libertad que le ha sido otorgada pero sin embargo no es digno de gozar. Una interpretación muy concluyente sería que el autor habla de su propia poesía que por medio del azar o la fortuna lo han hecho popular. Manuel se dirige a Rosario (la mujer amada), atribuyéndole la capacidad de creación o creatividad que surge de él mismo pero que ella le inspira. Y espera que cada uno de sus versos se mantengan en su memoria y  engrandezcan su persona, como recuerdo de alguien que siente un cariño muy grande hacia ella o incluso amor, con todas sus letras.

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